Este virus se puede encontrar en diferentes líquidos corporales como el semen, la sangre, la leche materna o los fluidos rectales, vaginales y orales. Se puede contraer por el contacto con estos líquidos, lo que puede ocurrir al mantener relaciones sexuales sin protección, usar agujas contaminadas o también se puede transmitir durante el parto o la lactancia.

El VIH no se transmite a través de los cubiertos, platos o vasos, a través de las picaduras de insectos, a través de los besos, ropa, toallas o en el váter o la ducha.

 

Las medidas o conductas que podemos adoptar en nuestro día a día para no contraer el VIH son:

• Usar preservativos durante las relaciones sexuales. A parte de prevenir la infección por VIH cuando usamos el preservativo prevenimos el contagio de otras ITS.

• No compartir agujas, jeringas y el resto de material de inyección, es imprescindible que sean de un único uso y asépticos.

• Realizar revisiones de VIH y otras ITS. Hay que recordar que suelen ser asintomáticas al principio lo que nos retrasa el diagnóstico.

• Solicitar tratamientos médicos antes o después de un contacto de riesgo.

¿Qué hacer tras un contacto de riesgo de VIH?

Es muy frecuente que se postponga la prueba que confirme el diagnóstico de VIH tras haber tenido un contacto de riesgo por vergüenza o miedo y esto es un grave error porque puede conllevar secuelas en la salud ya que el diagnóstico es la mejor herramienta contra el SIDA.

La prueba del VIH es un test que nos da el resultado de forma casi inmediata sin causar dolor y además puede realizarse de manera anónima y confidencial. El VIH se puede detectar a través de una muestra de sangre o un simple raspado en el interior de la boca. En ocasiones se debe repetir cuando hayan transcurrido tres meses desde el contacto de riesgo para confirmar el diagnóstico.

Se recomienda realizar la analítica o el test en los siguientes casos:

• Si has mantenido relaciones sexuales con penetración vaginal o anal sin preservativo con personas que podrían estar infectadas.

• Si has compartido agujas por el consumo de drogas.

• Si has tenido otra infección de transmisión sexual, tuberculosis o hepatitis.

• Si estás embarazada o lo estás intentando.

• Si te planteas no utilizar el preservativo porque tienes pareja estable.

 

Ante la sospecha de VIH no dudes en realizarte el test o una analítica de sangre específica. Ambas técnicas permiten diagnosticar esta infección y si fuese necesario empezar cuanto antes el tratamiento.