El SIBO es un síndrome de sobrecrecimiento bacteriano que surge por un aumento excesivo de las bacterias en el intestino delgado, donde no se encuentran normalmente en una cantidad muy grande, provocando problemas de salud como la malabsorción de nutrientes entre otros.

Los síntomas de SIBO a menudo son crónicos y pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida de los afectados. Los síntomas son:

• Distensión del abdomen.

• Exceso de gases que causan dolor abdominal.

• Diarrea.

• Estreñimiento.

️Este síndrome sucede cuando las bacterias que suelen estar en el colon o en el intestino grueso se dirigen al intestino delgado, donde no deberían estar en cantidades excesivas y esto se debe a causas como:

• Cantidad deficiente de ácido gástrico, sales biliares y enzimas digestivas.

• Trastornos del movimiento del intestino, lento o irregular.

• Disfunciones del sistema inmune.

• Alteraciones anatómicas.

 

¿Cómo se diagnostica y se trata el SIBO?

Para diagnosticar este síndrome la prueba más empleada es la prueba del aliento con lactulosa. Se trata de un test no invasivo en el que se mide la cantidad de hidrógeno o metano que se exhala después de consumir lactulosa, y se realizan mediciones cada media hora. Si hay sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado las bacterias metabolizan la lactulosa y se desprende por el aliento metano e hidrógeno en cantidades ascendentes tras su consumo.

️El procedimiento para tratar la proliferación de bacterias en el intestino y recuperar el equilibrio intestinal suele consistir en la toma de antibióticos específicos con un 66% de éxito aproximadamente. A esto, hay que incorporarle ciertos cambios en la alimentación y en el estilo de vida, por ejemplo, disminuyendo la cantidad de carbohidratos fermentados o los llamados FOODMAP. Una dieta baja en FOODMAP reduce la comida que alimenta a las bacterias, ayudando al control de los síntomas y al control de la población bacteriana.

️El uso de probióticos y prebióticos son herramientas beneficiosas en el manejo de este síndrome.

️En cualquier caso, es recomendable adaptar la alimentación según el perfil bacteriano de cada paciente, teniendo en cuenta dietas antiinflamatorias o de restricción de ciertos tipos de hidratos de carbono.