¿Sabías que el sueño representa más de una tercera parte de nuestra vida? Es un tiempo crucial para mantenernos sanos por más tiempo. Sigue leyendo y te contamos porqué es tan importante dormir bien.

El sueño corresponde a una fase de reposo en el organismo esencial para la recuperación física, psíquica e intelectual.

1-Recuperación física:

  • Crecimiento, desarrollo y maduración cerebral en el niño.
  • Estimulación y constitución de las defensas inmunitarias.
  • Regulación de las secreciones hormonales, en particular, la hormona del crecimiento y la melatonina.
  • Regulación de la glucemia.
  • Mantenimiento de la temperatura corporal durante 24 horas.

2-Recuperación psíquica:

  • Regulación del humor y el estrés.

3-Recuperación intelectual:

  • Almacenamiento de nuevos conocimientos.
  • Refuerzo de la memoria.

A su vez, el sueño también participa en la reparación de las células y estrés oxidativo. Durante el día, el cuerpo está en movimiento y la mente en plena actividad. El metabolismo también se encuentra en pleno rendimiento porque todas estas actividades consumen glucosa, energía y oxígeno. Por la noche, la energía está disponible para la multiplicación celular, regeneración y reparación de los tejidos. En trastornos del sueño, se ha visto disminuida la actividad de las defensas antioxidantes enzimáticas, que previenen la formación incontrolada de radicales libres tan peligrosos y dañinos para nuestro organismo. Por este motivo, el sueño, participa también en la disminución del estrés oxidativo. Por otro lado, posee efectos reparadores sobre las neuronas del cerebro.

Como vemos es muy importante tener un sueño de calidad. La cantidad de sueño es variable según cada persona, edad, estado de salud, estado emocional y otros factores. El tiempo ideal será aquel que nos permita realizar las actividades diarias con normalidad.

También queremos contaros que de noche, mientras dormimos, no estamos totalmente inactivos. En nuestro organismo se desarrollan numerosos procesos regenerativos y hormonales cuyo objetivo es prepararnos para afrontar un nuevo día. En el caso de los niños es además fundamental para su desarrollo y procesos de aprendizaje.

¿Qué sucede en nuestro cuerpo cuando “caemos en los brazos de Morfeo”?

Por la noche, mientras dormimos, nuestro cuerpo atraviesa un proceso cíclico. Se encadenan entre cuatro y cinco ciclos durante aproximadamente ocho horas. Cada ciclo puede durar de 90 a 120 minutos y está formado por cinco fases distintas, divididas en dos etapas: sueño no REM (que comprende cuatro fases) y la fase REM.

1. Sueño no REM, también denominado “sueño de ondas lentas” por la disminución de actividad eléctrica en el sistema nervioso central, se divide en 4 fases:

  • Fase I o etapa de adormecimiento: Al ser la primera fase, comprende el periodo de transición desde la vigilia al sueño. Con ella se inicia una caída gradual de las constantes vitales y del metabolismo, por lo tanto, la actividad fisiológica disminuye. Sin embargo, durante esta fase, las personas todavía somos capaces de percibir estímulos táctiles o auditivos. Se trata de un sueño muy ligero que dura escasos minutos. De hecho, si te despiertas en ese momento, no recordarás haber estado dormido. Es una fase de sueño poco reparador.
  • Fase II o etapa de sueño ligero: Esta segunda fase tiene una duración de entre 10 a 20 minutos. Se produce una relajación progresiva, las funciones del organismo continúan ralentizándose y la persona puede despertar con relativa facilidad. Durante esta etapa, el sistema nervioso bloquea la información sensorial y, por tanto, se facilita el sueño. No obstante, el descanso en esta etapa aún no se considera completo.
  • Fase III o etapa de transición: Se trata de la etapa inicial del sueño profundo y dura entre 15 y 30 minutos. En esta fase las constantes vitales descienden, se reduce la tensión arterial y el ritmo respiratorio, los músculos están completamente relajados y se produce el bloqueo sensorial. Es una fase importante para el desarrollo de los niños, ya que es cuando aumenta la producción de la hormona de crecimiento. Mientras atravesamos esta fase, es muy raro que nos movamos y difícil que nos despertemos. En caso de hacerlo, nos sentiremos confusos y desorientados.
  • Fase IV o etapa de sueño profundo: Este sueño es también conocido como “sueño Delta”. Su nombre ya indica una de las características de esta etapa. Es la fase más importante de todas, ya que es la que determina la calidad de nuestro descanso. Mientras se pasa por esta fase, la actividad cerebral es más lenta y las constantes vitales siguen bajando, igualmente el ritmo respiratorio y la presión arterial. Es un proceso esencial para la recuperación física y psíquica del organismo. En los niños pueden manifestarse durante esta etapa los terrores nocturnos o el sonambulismo. En los adultos, es posible que tengamos sueños, pero éstos se manifiestan solo con imágenes, luces o figuras. Se puede despertar a la persona con relativa facilidad. Esta fase dura entre 15 y 30 minutos

2. Fase REM o etapa de sueño paradójico: Llamado también sueño de ondas rápidas, esta segunda gran etapa, y a la vez quinta fase del ciclo, empieza aproximadamente 90 minutos después de habernos quedado dormidos. Al contrario de la fase No REM, en esta etapa aumenta la actividad fisiológica, con respiraciones rápidas e irregulares, frecuencia cardiaca y presión arterial altas e incremento de las secreciones gástricas. Por otro lado, se pierde el tono muscular, lo que impide que nos movamos mientras soñamos. Los sueños ya tienen un hilo argumental, aunque no suelen tener mucho sentido. Es muy difícil despertar a la persona que atraviesa esta fase. En esta fase se almacenan los recuerdos y el aprendizaje.