El tiempo de actuación es vital ya que las secuelas físicas pueden agravarse si no se actúa rápido. Entre los síntomas de alerta de un ictus se encuentran:

 

• Cambios en el habla.

• Asimetría en la cara.

• Alteraciones en la pronunciación.

• Debilidad en las extremidades.

• Problemas de equilibrio.

• Pérdida de sensibilidad.

• Pérdida repentina de la visión.

• Visión doble.

 

Ante estos indicios de ictus llama al 112 y explica la situación.

El ictus puede causar algún tipo de discapacidad o secuela física como dificultad para hablar, inmovilidad de los brazos, piernas o zonas de la cara. Esto puede variar en cada persona por lo que debe tratarse de forma individualizada y además incluir varias especialidades para su recuperación que son:

 

• Enfermería. Para evitar complicaciones graves. Consiste en tratar correctamente afecciones como la disfagia para evitar broncoaspiraciones o infecciones tipo neumonía. Ayudar a la movilización temprana para evitar rigidizaciones o favorecer los cuidados del lado parético.

• Rehabilitación. Necesaria para recuperar la movilidad y aspectos locomotores.

• Logopedia. Con frecuencia el ictus afecta al lenguaje. Este profesional les ayudará a recuperar el lenguaje comprensivo y expresivo entre otras muchas funciones.

• Psicología. Para acompañar al paciente en el proceso de recuperación.

 

Recomendaciones para un paciente con ictus en casa.

 

Los ejercicios pautados por el especialista forman parte del tratamiento del ictus y se deben seguir realizando en casa para la recuperación del paciente. A parte de los ejercicios pautados por el fisioterapeuta y las recomendaciones médicas puedes hacer esto en casa:

 

• Adaptar la vivienda para prevenir las caídas, por ejemplo, quitar alfombras y adecuar espacios como la ducha o el baño.

• Evitar la falta de movilidad del paciente.

• Controlar la postura.

• Relacionarse con el paciente desde el lado afectado, ya sea derecho o izquierdo. Esto favorece la estimulación del campo visual durante la comunicación diaria.

• Asegurar el servicio de teleasistencia en caso de percances.

• Permitir que participe en tareas como vestirse, comer o asearse.

• Seguir realizando los ejercicios y el resto de recomendaciones de los especialistas tras el alta hospitalaria.

• Mantener el contacto con el médico de familia y acudir a las revisiones.

• Tomar correctamente la medicación.

 

 

La mayoría de los ictus pueden prevenirse controlando la presión arterial, niveles de azúcar y colesterol, teniendo un peso saludable, realizando ejercicio físico y evitando el consumo de tabaco y alcohol.