Primero, haremos una inspección visual de la boca, y extraeremos, si los hay, los cuerpos extraños. Nunca haremos, en un lactante o niño pequeño, el barrido de la boca con el dedo a ciegas ya que podemos empeorar la situación, empujando el cuerpo hacia las vías respiratorias. 

Seguidamente, realizaremos series de golpes dorsales y compresiones torácicas. 

Los golpes dorsales consisten en administrar golpes en la zona situada entre los omoplatos con el talón de la mano, mientras se sujeta al niño boca abajo sobre el antebrazo del reanimador, manteniendo la cabeza del niño más baja que el tronco.

Las compresiones torácicas se aplicarán colocando al niño boca arriba, sostenido sobre el antebrazo del reanimador, con la cabeza siempre más baja que el tórax y realizando la presión sobre el esternón.

Se recomienda hacer series de cinco golpes dorsales y cinco compresiones torácicas. Tras cada serie se inspeccionará la cavidad oral, se extraerán, si los hay, los cuerpos extraños visibles, y se administrarán dos ventilaciones.