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Durante el confinamiento es muy posible que surjan problemas y patologías propias de la inactividad o de la mala alimentación. Una de ellas suele ser el estreñimiento.

El estreñimiento es un estado en el que está alterado el proceso normal de la defecación. Se suele considerar que una persona sufre estreñimiento cuando existe una dificultad de defecar en más del 25% de las ocasiones y/o cuando se realizan menos de 3 deposiciones a la semana.

Es una alteración muy común que, afecta al 20% de la población, especialmente mujeres, niños y ancianos.

Las causas por las que se produce son muy variadas:

  • Debidas al propio estilo de vida: condicionamientos dietéticos, sociales y emocionales.
  • Debido a enfermedades
  • Debido a al uso de ciertos fármacos
  • Sin causa conocida

Tratamiento

  • Debe ser individualizado en función de la edad del paciente, la presencia de enfermedades y la duración y gravedad del estreñimiento.
  • Ha de consistir en una combinación de medidas educacionales, dietéticas y solo en caso necesario farmacológicas.
  • Tratamiento no farmacológico: Es fundamental el cambio de hábitos dietéticos y el ejercicio físico. La dieta ha de ser rica en fibra (frutas, legumbres, verduras...) que no solo trata el estreñimiento sino que también lo previene. También es fundamental educar al paciente para que adquiera o recupere el hábito de defecar con regularidad. Se debe emplear el tiempo necesario para ello.
  • Tratamiento farmacológico: los laxantes aumentan la frecuencia de los movimientos intestinales y mejoran los síntomas. Se debe utilizar siempre la mínima dosis eficaz y reducirla o eliminarla una vez que se han resuelto los síntomas. No se deben utilizar más de una semana.

Los laxantes se clasifican en 6 grupos: incrementadores del bolo intestinal, emolientes, lubricantes, salinos, hiperosmóticos y estimulantes. 

Se recomienda iniciar el tratamiento con los incrementadores del bolo intestinal (salvado, agar, Plantago Ovata), si estos no producen el efecto deseado se recomienda un emoliente o un estimulante (sen, cáscara sagrada, aceite de ricino, bisacodilo...). Los supositorios de glicerina deben emplearse de forma ocasional.