¿Qué es la Rinitis alérgica?

Se trata de la inflamación de la mucosa nasal. Sus síntomas suelen ser los típicos de un resfriado; picor nasal, estornudos, congestión y mucosidad. Estos, que en principio carecen de gravedad, si sed mantienen en el tiempo producen un considerable malestar. Además, casi siempre se acompañan de conjuntivitis, e influyen con mucha frecuencia en el desarrollo de asma.

Pero, ¿Cómo evitamos la rinitis alérgica?

  • Evita la exposición al agente causal. Usa mascarilla.
  • Modera la ingesta de alcohol, ya que produce mayor sequedad en las mucosas y sensación de nariz taponada.
  • Hazte lavados nasales frecuentes con suero fisiológico o agua de mar. Esto favorece la eliminación de partículas, mucosidad y tienen efecto descongestivo.
  • El uso de pomadas nasales con vaselina y otros activos permite suavizar la mucosa y aislarla de alérgenos.
  • Evita el consumo de tabaco, ya que la nicotina y el humo son factores de riesgo en el desarrollo de rinitis.
  • Evita tender la ropa en el exterior durante la polinización.
  • Evita realizar actividades al aire libre a primera hora de la mañana y a última de la tarde.
  • Cámbiate de ropa cuando llegues a casa y date una ducha.
  • Pon un humidificador para mantener el ambiente húmedo.
  • No uses descongestivos nasales de manera continuada ya que puede ponerse en riesgo tu salud. No te automediques. Consúltanos.
  • Haz vahos de manera frecuente ya que ayudan a eliminar la mucosidad.
  • Si persisten los síntomas consulta con el médico o farmacéutico.

Esta enfermedad deteriora la calidad de vida del paciente ya que dificulta su concentración, entorpece las relaciones sociales e impide el sueño. En niños, si no se controlan los síntomas, produce problemas de aprendizaje escolar.

Los antihistamínicos son medicamentos que tratan los síntomas de las alergias pero, ¿tu antihistamínico no te deja llevar tu día a día con normalidad? ¿te sientes muy cansado? Te damos varias recomendaciones para que esto deje de suceder:
    • Si te da mucho sueño y no disminuyen demasiado los síntomas, sugiere al médico un cambio de molécula.
    • Si no quieres cambiar porque te da muy buen resultado, pero te da sueño y otros no te van tan bien, empieza a tomarlo por la noche, dormirás mejor y por el día notarás menos sensación de cansancio.
    • No toda la culpa es del antihistamínico. En ocasiones, se “junta el hambre con las ganas de comer” y es que la primavera es una estación en la que podemos sufrir astenia (cansancio) de manera muy frecuente. Te recomendamos tomar durante 2-4 semanas jalea real. Te dará ese plus de energía que necesitas sin alterar tu sueño ni aumentar tu apetito.
    • Respeta las horas de sueño. Una mala planificación y un mal descanso puede agravar la somnolencia que pueda producir el antihistamínico.
Los que tenemos alergia sabemos también la importancia que tiene la limpieza nasal en los tratamientos para esta. ¿Te aplicarías crema hidratante antes de la ducha? ¿Te pondrías el acondicionador antes de aplicar el champú? ¿Te aplicarías el sérum o crema facial antes de la limpieza de la piel? Con el tratamiento vía nasal ocurre lo mismo. Es necesario mantener la mucosa previamente limpia para favorecer el contacto de las sustancias activas con la mucosa.

La efectividad del tratamiento depende de su correcto uso y preparación previa. Es de vital importancia mantener la mucosa nasal limpia antes de aplicar el tratamiento ya que aumentaremos su eficacia.

Consejo: Aplica agua de mar o suero fisiológico previamente al spray nasal para tener la mucosa en óptimas condiciones. Espera aproximadamente 5 minutos tras el lavado para aplicar el spray nasal. Si no vas a usar ningún tratamiento vía nasal, también te recomendamos la limpieza de la mucosa ya que favorecerás el arrastre de las partículas que puedan desencadenar la alergia y la molesta mucosidad.

¿Sabes que son los alérgenos?

Se trata de toda sustancia extraña al cuerpo humano, habitualmente inocua, pero que en determinadas situaciones es capaz de producir una respuesta en el sistema inmune como si de una amenaza se tratase, provocando desde una sintomatología leve, rinitis, hasta una reacción potencialmente letal como la anafilaxia. Las personas alérgicas son capaces de sufrir reacciones tas la inhalación, contacto, ingestión o administración de estas sustancias.
Para desarrollar alergia se necesita al menos un primer contacto con el alérgeno, pero para presentar los síntomas es necesario que se produzca más de un contacto.

En un determinado momento, comienza el periodo de sensibilización: la persona va formando anticuerpos (IgE) frente al alérgeno ante las exposiciones repetidas. Puede ser que inicialmente la cantidad de IgE sea baja o la cantidad de alérgeno sea pequeña, y la persona aparentemente esté tolerándolo bien. Sin embargo, la cantidad de IgE puede ir aumentando hasta alcanzar un nivel determinado en el cual, al entrar en contacto con el alérgeno, ya se producen los síntomas, conocida como fase alérgica.

En algunas personas, para que haya síntomas, debe haber una cantidad suficiente de IgE y de alérgeno. Si la cantidad de alérgeno es pequeña, algunos alérgicos pueden tolerarla aparentemente sin problemas. Esto es lo que ocurre con las trazas de alimentos, pueden no causar síntomas y dar una falsa sensación de no tener alergia, y cuando la cantidad de alérgeno es mayor, desencadenar los síntomas. Sin embargo, otras personas pueden presentar clínica de alergia con la exposición a mínimas cantidades de alérgenos y, en ese caso, se deberá evitar la ingesta de las trazas (en caso de ser un alérgeno alimentario).

¿Se cura la alergia?

La alergia desaparece por completo en algunos casos, en otros puede permanecer, pero muchos de los síntomas pueden mejorar. La desaparición de los síntomas se puede dar de forma espontánea y otras veces con el tratamiento pautado por el especialista. Hay pacientes que con el tiempo desarrollan tolerancia al alérgeno y no necesitan ninguna precaución especial con ella, igual que las personas que nunca han tenido alergia a dicha sustancia.

La inmunoterapia específica con alérgenos, comúnmente conocida como “vacunas de la alergia”, consiste en administrar al paciente pequeñas cantidades de la sustancia a la que tiene alergia. Estas se van aumentando hasta llegar a una dosis óptima que se mantiene durante todo el tiempo que dura el tratamiento. La finalidad es modificar la respuesta inmune exagerada ante el alérgeno del paciente para que cuando entren en contacto con él, no genere una reacción grave. Este es el único tratamiento que combate la causa de la enfermedad. Es seguro y eficaz para reducir, o incluso, que desaparezca la sintomatología de los pacientes y mejorar indudablemente su calidad de vida.

¿Tienes miedo a vacunarte? Si lo has hecho ya, cuéntanos tu experiencia y en qué has mejorado para animar a otras personas a que mejoren su calidad de vida.